Hay
que dejar claro que Savonarola no fue el único profeta de la época, sino que convivió
con otros como Jean Michel y Guilloche de Bordeaux, pero él fue el que más
reconocimiento, fama y poder llegó a alcanzar, pues como ya he comentado en
algunas entradas del blog, fue el que logró convencer al rey de Francia de no
atacar la ciudad de Florencia (evitó la guerra), hizo que la casa Medici se debilitara hasta el
punto de dejar el trono y también se enfrentó sin pensarlo a la poderosa
Iglesia, de alguna manera, fue el responsable de que Florencia gozase de algo
de paz espiritual. Personajes intelectuales de la época reconocen esto que
vengo comentando, exponían que sus obras fueron admirables, que, nunca antes hubo
en Florencia tanta bondad y religiosidad, y que el sólo fue capaz de detener los
vicios y desfachateces no correspondidas con la verdad de Dios y con la paz
espiritual.
Savonarola predicando [Fotografía de Alarmy, 2019]
De
esta manera, se fue convirtiendo en uno de los monjes más apoyados y con mayor
reconocimiento del país, fue la profecía el instrumento vital para que el plan
y el discurso de Savonarola se pudiera ir desarrollando a la vez que iba
tomando mayores dimensiones. Sus profecías rebosaban ideas apocalípticas y
escatológicas, y estaban basadas en dos pilares, uno en el que exponía que el mundo
de paz y alegría solo llegaría mediante el castigo y flagelación por parte de
Dios, y, el otro, algo más oscuro y con claros tintes sectarios, en el que
anunciaba que debía producirse una penitencia de manera colectiva, en la que
todos debían ser castigados. Se puede apreciar que estas ideas tenían claras
raíces en las tradiciones propias del Antiguo Testamento, donde se reitera en
la decadencia del hombre y donde se solía recurrir al castigo del hombre por sus
malas acciones, sin olvidar nunca los dos mundos, el terrenal y el celestial. En mi opinión esto es de tremenda importancia pues
aquí esta la base de todo el pensamiento de Savonarola con tanta tendencia a la
perdida de la fe en la humanidad, de hecho, fue de Ezequiel y de Amós (el
profeta de la justicia social) de donde más influencias recibió el padre
Girolamo.
Ezequiel [Fografía de Wikipedia, 2019]
Amós, el profeta [Fotografía de EcuRed, 2019]
Muchos
de sus discursos transmitían terror, dejaban ver las ideas que tenía de la
política y de la sociedad, junto con la urgente necesidad de renovarlas por
medio de esa fuerza interna e ímpetu que poseía al querer llevarlas al extremo,
el punto álgido de sus sermones estaba, sin duda, cuando hablaba del bien y el
mal. Era increíble la manera en que Savonarola era capaz de tratar la profecía
y el inmenso poder que ésta alcanzaba, el mismo decía: “lo vi diro el vero, che il predicare Sara mia utilita perché quando
non predico non posso vivere” [te diré la verdad, que la predicación será mi
utilidad porque cuando no predico no puedo vivir] (Savonarola, Prediche
sopra Ruth y Michea, p. 100). Debemos tener en cuenta que la profecía forma
parte de una manifestación concreta del imaginario colectivo y de una tradición
cultural de la sociedad florentina, pero se combinaron varios elementos como el
esplendor de la profecía y la personalidad del padre, elementos coincidieron de
la mejor manera y que permitieron que se convirtiera en prácticamente el único
que transmitía la verdad absoluta y en la autoridad celestial.
Antiguo Testamento [Fotografía de Wikipedia, 2019]
Pero
todo esto no sería posible, si Girolamo no hubiera tenido esa facilidad de narrar
los detalles, de persuadir, y por no hablar ya de la personalidad carismática
que poseía, se convirtió en una especie de guía moral para las personas más “ingenuas”
y perdidas en la vida. En definitiva, la profecía ha sido un hecho histórico
que a través de contenido simbólico ilustra la realidad de un momento concreto
de la historia, de la sociedad y la cultura de un lugar, siendo al mismo
tiempo, también una revelación perfecta de Dios que quiere transmitir un
mensaje a la humanidad (la salvación).
Bibliografía.
Mendoza, Figueras, G. (2002): "El paraíso celestial y terrenal de Savonarola", Girolamo Savonarola y el Renacimiento Italiano, Universidad Autónoma Metropolitana, México, pp. 59-69.