En primer lugar y a modo
de introducción sobre esta cuestión que planteo, cabría destacar que las TIC
son un espacio en que el convergen tanto las Tecnologías de la Comunicación
como las de la Información (TC y TI), además se trata de un espacio que
constantemente se está redefiniendo y cuya propia definición se está
modificando a diario. Por tanto, y desde una perspectiva más científica,
podríamos definir TIC como, el conjunto de instrumentos teóricos y prácticos,
de soportes y canales que asimilan, acumulan, sintetizan, recuperan y exponen la
información de manera variada. Además, sabemos que acarrean un cambio en la
educación, en las relaciones interpersonales y en el modo de divulgar y
construir conocimientos.
A este punto, convendría
plantearse la pregunta: ¿Por qué utilizar las TIC en la historia? Pues bien,
estas nuevas tecnologías nos facilitan numerosas tareas que como historiadores
debemos afrontar, entre ellas destacarían la heurística (que se trata de la
recopilación de fuentes necesarias para documentar una hipótesis), la crítica,
la hermenéutica y la transmisión, divulgación y enseñanza de conocimientos.
No debemos olvidar lo
importante y motivador que pueden resultar estas nuevas tecnologías si las
aplicamos al ámbito de la enseñanza, potenciando así un aprendizaje
colaborativo, la interacción y colaboración entre las personas para compartir
recursos. Eso sí, debemos tener en cuenta la definición de “competencia digital”, ya que nos advierte que las Tecnologías de
la Sociedad de la Información también han de ser objeto de crítica y hacer un
uso seguro de ellas tanto en el trabajo, como en el ocio y la comunicación. Una
de las problemáticas a tener en cuenta dentro de este mundo aplicado a la
enseñanza es el concepto de “brecha
digital”, pues presenciamos un contraste entre la sociedad y los organismos
educativos, viéndose así la diferencia entre nativos digitales e inmigrantes
digitales.
Respecto a esta cuestión
de nativos e inmigrantes digitales se nos presentan una serie de verbos, los
cuales me dispondré a clasificar en orden de prioridades atendiendo a nuestra
función como historiador: aprender, analizar, informar, comunicarse, compartir,
intercambiar, buscar, coordinar, evaluar, socializarse, jugar, coleccionar y
programar.
Podríamos lanzar al aire
otra pregunta, ¿Las nuevas tecnologías están suponiendo cambios en nuestras
vidas? Pues evidentemente, al ofrecernos las respuestas a nuestras preguntas de
manera inmediata simultáneamente y aunque a priori nosotros nos percatemos, nos
están restringiendo nuestras habilidades, competencias y valor para
enfrentarnos a los problemas derivando esto en un menor aprendizaje, pues al
dárnoslo todo tan sencillo es más difícil que nos sintamos satisfechos con
nosotros mismos al finalizar una tarea. Asimismo, nos priva de la interacción
con el mundo que nos rodea y nuestros talentos sociales, pues si interactuamos
con alguien es por medio de una pantalla, es una comunicación fría y distante.
Aún con todo esto, es
evidente que las TIC son una herramienta con numerosos recursos que abren la
puerta a diversos tipos de actividades como vídeos, imágenes, mapas
conceptuales, esquemas, interacción con otros usuarios e incluso juegos. Pero
no debemos olvidar que las TIC no reemplazan al profesor, sino que son un medio
más para complementar el aprendizaje beneficiándose tanto los alumnos como el
docente de este tipo de herramientas, pues supone una gran ayuda y abren
diversas posibilidades. Las TIC pueden despertar la curiosidad, las ganas de
los alumnos y hacer la historia más asequible, por el hecho de que proporcionan
experiencias diferentes, más información y mayor variedad cultural, haciendo
así que el alumno desarrolle competencias.
Significativo sería
también resaltar que no todo lo que aparece en internet es veraz y fiel a la
historia (como el caso que vimos en clase de la ONU, la cual pidió disculpas tras
el error en el “Guernica”). A pesar de todas las facilidades que nos
proporciona internet para encontrar información, comunicarse e interactuar, el
trabajo de los historiadores sigue siendo de vital importancia, pues las TIC no
dejan de ser una herramienta más y positiva dependiendo del uso que hagas de
ellas.
A continuación, plantearé
un ejemplo práctico acerca del concepto de “usabilidad”, el cual es definido
por Loranger y Nielsen como el atributo relacionado con la facilidad de uso, es
decir, a la rapidez con que se aprende a utilizar algo, la eficacia al usarlo,
lo memorable que resulta, cual es su grado de propensión al error y cuanto les
gusta a los usuarios. Bien, trataré de aplicar este concepto a mi propio blog (desarrollar
este párrafo ponerlo al tiempo de publicar la entrada “editar”, pues como no he
utilizado mucho el blog no sé si es útil, cuantos errores comete…). El blog me
parece una herramienta muy útil a la hora de difundir información sobre
conocimientos, ya que internet hoy día está al alcance de todos, es fácil de
usar y nos permite que nuestra información llegue a más usuarios. Este recurso web
se puede aprender a utilizar con rapidez y si pones un poco de empeño no
supondrá ninguna dificultad-el problema en mi opnion, en cuanto a lo memorable
que resulta su uso, es que es una herramienta que se creó hace bastante tiempo
y ha descendido el numero de personas que usan blog, pues ahora se encuentran
inmersos en otras redes sociales o herramientas que les proporcionan el mismo
servicio (difundir información) pero son mas llamativos y la forma de
interactuar es más dinámica y divertida, el problema es que el blog no se
reinventa lleva años con el mismo formato.
Para concluir, me
gustaría mencionar la Web 2.0 y sus consecuencias, al hablar de la Web 2.0 nos
referimos a la segunda generación en la vida de la web compuesta por
comunidades de usuarios y por una serie de servicios (blogs, wikis…) que
potencian la cooperación, la comunicación y el intercambio de información entre
los usuarios (muy importantes son los conceptos de Folksonomia y Mashup). Esto
nos permite que, a partir de la aportación de otros usuarios podamos construir
nuestro propio trabajo a la vez que colaborar nosotros también, derivando esto
en un aprendizaje constructivista y cooperativo, el cual genera un nuevo marco
de interacción y comunicación pues los usuarios son lectores y redactores al
mismo tiempo.
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